Ahora que la Araña Escarlata vuelve a estar de plena actualidad en el universo Marvel, incluso contando con serie propia, he pensado que quizás sea un buen momento para repasar los orígenes y la trayectoria de este singular personaje, querido y odiado a partes iguales, básicamente por haber estado a punto de convertirse en cierta ocasión en el relevo de un Spider-Man "clásico" demasiado lastrado por décadas de continuidad, casado, y bastante alejado de la esencia que una vez lo había hecho grande.
Para ello, debemos remontarnos a la denominada Saga del Clon, comprendida entre agosto y octubre de 1975 (The Amazing Spider-Man 147 a 150), donde descubrimos que el villano conocido como Chacal (alter ego del profesor universitario Miles Warren), ha creado en secreto una serie de clones a partir de diversas muestras de sangre de varios de sus alumnos. Entre ellos, Peter Parker.
La cosa se pone fea cuando el villano logra narcotizar a Spider-Man. Luego, cuando éste despierta, descubre con gran estupor que se halla ante un doble perfecto, es decir, un clon, que también recobra la consciencia en ese preciso instante. Los dos dicen ser los auténticos, y convencidos de ésto, luchan entre ellos. El cómic está narrado con tal maestría, que desde el primer momento incluso el lector desconoce cual de ambos personajes enfrentados en cada viñeta es el genuino y cual el impostor. En el desenlace final, uno cae -aparentemente muerto- mientras el otro se queda con la duda de si es el auténtico o no. ¿Como saberlo? El mismo Parker nos da la respuesta: él está enamorado de Mary Jane, y ya que el amor es un sentimiento que no puede ser clonado, recoge al supuesto clon y lo arroja por una chimenea industrial a fin de deshacerse del cuerpo de su falso doble. Pero el tiempo demostrará que quizás las cosas no resulten tan sencillas...
Pasan años en la colección. Unos dieciocho para los lectores, y cinco para los personajes. En ese momento (1993), muchos lectores veteranos ya ni recuerdan la saga original del clon. Los más jóvenes ni la conocen.
Entremedias, la esencia básica de Spider-Man se ha ido diluyendo en una sucesión de historias de dudoso calado (cuando no ya directamente mediocres), malas decisiones editoriales, y una sobre explotación absoluta del personaje. Y claro, las ventas se resienten considerablemente. Es un secreto a voces que Spidey "está acabado".
Para poner fin a esta situación desesperada, desde Marvel se toma una decisión realmente arriesgada: habrá un nuevo héroe arácnido en la ciudad de Nueva York, y aunque su cara (aparentemente) será la de Peter Parker, no será el Peter que ha acompañado a la afición durante los últimos veinte años. Los acontecimientos se desarrollarán de manera que el teórico clon no habría sido destruido en aquella chimenea, sino que se habría pasado cinco años pateándose la América profunda (como nos relatará la mini serie Los Años Perdidos), hasta que –por exigencias del guión- se personará en Nueva York para asumir la identidad de la Araña Escarlata–una especie de Spider-Man"moderno" con sudadera incorporada- y descubrir en la saga Clonación Máxima (uno de los eventos más penosos de la historia arácnida) que él es el original.
Al “otro” Peter, el clon, se le daba un feliz final al otro lado del arco iris, como esposo de Mary Jane Watson y padre, y el presunto nuevo original asumía el manto azulgrana de las telarañas (con ciertas modificaciones menores en su atuendo), manteniendo su identidad civil como Ben Reilly en homenaje a sus tíos (Ben por su tío, y Reilly porque era el apellido de soltera de May). Por el camino, en el número 400 de The Amazing Spider-Man, la tía May hincaba finalmente el pico. Un nuevo inicio para las aventuras de Spider-Man, decían todos, ilusos de ellos.
El relanzamiento tuvo problemas prácticamente desde el principio. Así, la colección estrella del asunto, Sensational Spider-Man, vio como su autor principal, Dan Jurgens se largaba a los seis meses, descontento con tener que lidiar con Reilly en lugar de con Parker. Por otro lado, la reacción de la afición fue mayoritariamente adversa: se sentían estafados por el hecho de que quisieran venderles que el trepamuros con el que habían crecido (dos décadas dan para bastante) fuera una burda imitación y no el original. Así pues, a los pocos meses las coleciones arácnidas empezaron a reintroducir a un Peter Parker (el supuesto clon) que, para rematar la faena, se había quedado sin poderes. La solución al asunto (en la saga Revelaciones) acabó siendo poco menos que un desastre: con una "resurrección" de Norman Osborn que se cargaba uno de los finales más apoteósicos de la época clásica del personaje, y con la inesperada muerte de Ben Reilly que, paradójicamente, molestó a un sector de la afición que consideraba que el personaje bien podía tener su potencial. Al menos, su muerte fue bastante digna: se sacrificó para salvar la vida de Peter, quien se erige como el único y verdadero Spider-Man (que había sido víctima de un plan de Osborn para destrozar su cordura arrebatándole su identidad). Asimismo, al morir, Ben se descompone en el acto como sólo los clones se descomponen en el universo marvel: convirtiéndose en polvo. Un modo de no dejar lugar a la duda respecto a la autenticidad de Peter Parker, así como de no dejar puertas abiertas a un hipotético regreso futuro. Había que matarlo bien muerto, que demasiados dolores de cabeza le había traído ya a Marvel este personaje. Sin embargo, una vez más nada es lo que parece...
Recientemente, hemos tenido a Reilly de regreso en la saga arácnida The Clone Conspirancy. O al menos, un clon suyo que mantiene intacta su memoria y sus habilidades (es decir, un clon del clon). Fruto de su participación en esta historia, se ha anunciado que tendrá su nueva serie regular, titulada simplemente La araña Escarlata (Scarlet Spider). Dicha serie, escrita por Peter David y dibujada por Mark Bagley contará también con la presencia de Kaine (otro de los clones fallidos de Peter), así como la nueva villana Cassandra Mercury, que culpa a Reilly por la muerte de su hija.